Tras un corto trayecto en autobús hasta la Pradera de Ordesa, he comenzado la ruta clásica hasta la Cascada de la Cola de Caballo.
La ida, una ruta sencilla y agradable, ha sido un baño de naturaleza por el espectacular hayedo del fondo del valle, rodeado de setas y pasando por impresionantes cascadas que te avisan de la grandeza del entorno.
Una vez en la Cascada, lugar perfecto para comer con vistas, me he atrevido con el gran reto del día y el mirador: la Senda de los Cazadores. Una bajada vertiginosa en zigzag de 650 m de desnivel que te recompensa con una perspectiva aérea espectacular del cañón, y te deja casi en el punto inicial.
Un final de ruta muy exigente, pero con la satisfacción de haber superado la dureza del cañón. ¡Cierre de lujo con cerveza de premio en la pradera!
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